9788467585520
El día que mamá perdió la paciencia
Belén Ruiz de Gopegui Duran
Editorial: SM Año: 2017 Páginas: 80Formato: Rústica
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Si un día un hombre que fantasea con encontrarse a la mujer de quien estuvo enamorado sin ser correspondido, se la encuentra; si ella le toma del brazo, se muestra ilusionada, ríe, entonces, ¿qué hacer con la realidad? Sergio Prim, geógrafo de profesión, ha visto cómo su sueño de amor por Brezo Varela se cumplía y ha sentido pánico. Necesita un hueco, una zona exenta de preocupaciones donde pueda vencer su dificultad para entender la escala de los otros -el modo según el cual los otros establecen relaciones de semejanza, distancia o proximidad-, y allí acaso logre poner a salvo su relación con Brezo. La escala de los mapas es la historia del miedo a ser amado y su metáfora, y una reflexión sobre la diferencia entre las cosas que ocurren en el espacio y aquellas otras que suceden en el tiempo.
«Fuerza arrebatadora... Lo asombroso de esta novela es la originalidad de sus estrategias narrativas, en consonancia con el ritmo de su prosa.»
Carmen Martín Gaite
Un conocido profesor de teatro, llamado Simón Cátero, embarca en un proyecto a cuatro de sus alumnos. Se trata de crear un espejo de carne y hueso. Los cuatro tienen la impresión de ser usurpadores, habitantes privilegiados de la ciudad; ninguno se atreve a merecer su futuro; los cuatro desean, cada uno a su modo, que el proyecto dé sentido a sus existencias individuales. Cuando, un día, el proyecto fracase, se verán obligados a afrontar la decisión de construir sus vidas. Tocarnos la cara es una novela que, más allá de las preguntas, propone una respuesta: ningún sentido puede encontrarse en privado.
«Una literatura dispuesta por fin a intervenir con un discurso crítico sobre la sociedad que la Transición ha dejado en herencia.»
Ignacio Echevarría
Carlos Maceda pide a sus dos mejores amigos dinero para sufragar la crisis de su pequeña empresa de electrónica. Ellos aceptan dejárselo y, a partir de ese momento, las decisiones de sus vidas quedan a la intemperie, como si el acto de prestar y recibir dinero les hubiera dejado expuestos a la mirada de las personas próximas. Expuestos a la mirada del narrador.
Los personajes de La conquista del aire crecieron oyendo hablar de instituciones -amistad, bien, justicia social? que ya eran sólo el eco de sí mismas, restos de coordenadas que estaban disipándose. Por eso quieren recuperar la capacidad de crear sus normas y actuar al margen de las de su grupo social, aunque intentarlo pueda ser como llenarse las manos de aire, como hacer castillos en el aire, como querer vivir del aire. Porque la libertad no se tiene, se conquista.
«Una novela fabulosa, dura, descreída, acerca de nosotros (burgueses que andamos en los treinta), de nuestros falsos éxitos, traiciones y autoengaños.»
Roberto Enríquez
Manuela, profesora de filosofía en un instituto, madre de tres hijos y casada con Enrique, ingeniero informático, acaba de enviar una queja al supermercado donde compra habitualmente porque el pedido no le fue entregado en el horario pactado y, al no haber nadie en casa para recibirlo, los congelados se estropearon. La consecuencia de esta protesta es el despido del repartidor, un hombre que irá a pedirle responsabilidades, por ser Manuela la persona que ha provocado que lo echen. El acto de «llevar las consecuencias de los problemas adonde se originan» trastocará la existencia de esta familia de clase media que, instalada en lo «normal», confrontará su vida con los pasos dados por una gran asamblea, un colectivo de colectivos cuyas palabras y proyectos procuran intervenir en el espacio común.
«Esta obra seria, importante, además de resultar amena por el interés de la trama que la alimenta, urge a reflexionar sobre la realidad.»
Santos Sanz Villanueva, El Cultural
• ISBN: 9788433971951
• Estado: Muy bueno.
La protagonista y narradora de Deseo de ser punk -Martina- es una adolescente de 16 años que comienza a escribir una carta a un chico de su curso (la novela que leemos) en la que intenta definir su relación con sus padres y con el mundo que la rodea a partir de la música (iracunda muchas veces) que escucha. El rock es el eje a partir del cual medir la relación con sus padres aburgesados, el conformismo de la sociedad en que vive o la afinidad con personas de otras generaciones.
Con un tono que recuerda al de El guardián en el centeno, Belén Gopegui convierte el rock en un "lugar" esencial desde el que mostrar la visión incómoda, rabiosa, ingenua, romántica y siempre al borde de no sé sabe qué naufragio, de una joven aún no laminada por la apisonadora del derrotismo.